domingo, 29 de junio de 2014

San Tren Ligero y sus oportunistas

La cúpula priista en el poder -federal, estatal y municipal- sostiene que cuestionar de cualquier manera el proyecto de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano es estar en contra de los intereses de la sociedad y el progreso.
Es urgente ampliar el Tren Ligero. De hecho, es una de las grandes deudas de los gobiernos panistas, que ni un sólo metro agregaron al mejor transporte público de la zona metropolitana. Pero eso no significa que se debe dar cheque en blanco a los gobiernos para que hagan lo que quieran con el proyecto.
El impacto social es, sin duda, lo más preocupante. Un paso elevado -aunque ya exista en el Metro de la Ciudad de México- es, irremediablemente, escenario de decadencia social. Se justifica por completo la preocupación de los vecinos que, así fuera uno sólo, no deben ser perjudicados, aún por el beneficio social de "miles". Si las cosas se pueden hacer bien, no son necesarios los sacrificios.
Ahora, si son inevitables son los pasos elevados del tren, ¿dónde está el proyecto de la autoridad para evitar el impacto social? ¿Cómo se impedirá que esos espacios se conviertan en nidos de delincuencia y decadencia? No lo sabemos. Como tampoco sabemos cuál será el impacto ambiental. Es ingenuo pensar que una obra de esa envergadura se puede hacer sin cortar un sólo árbol. Pero la autoridad promete 30 por cada árbol cortado. ¿Dónde piensan meterlos? ¿En dónde está el proyecto de reforestación? Tampoco lo sabemos.
No se trata de hacer el caldo gordo a la oposición oportunista, que ahora llora el ecocidio en los reflectores -¿y todos los árboles tirados en la Barranca de Huentitán? no son relevantes para la polaca gobernadora u opositora-. Se trata de dar respuestas a la verdadera sociedad civil sobre un proyecto que, sí, es urgente para Guadalajara, pero no en la impunidad.

sábado, 14 de junio de 2014

El feminismo en los tiempos de Austen

En su discurso social e ideólogico, los escritores son consecuencia de su época, incluso cuando intentan rebelarse contra los convencionalismos. La transgresión del orden establecido es suficiente para hablar de una literatura que desea convertirse en espacio de cambio. Los roles que se pueden delimitar en trabajos literarios como los de Jane Austen pueden interpretarse, en la actualidad, como patriarcales, pero son los que empezaron a plantear una progresión en la situación de desventaja que vivían las mujeres en su época.

Aralia López González señala que lo femenino es lo referente a las mujeres pensadas y habladas por mujeres, mientras que lo feminista requiere un grado de conciencia de las mujeres en situación de subordinación o dominio. ¿Podemos considerar la literatura de Jane Austen como femenina o feminista?

La cualidad romántica de las novelas de Jane Austen, sin duda, se somete a los parámetros de la época. La preocupación primordial de la mujer en el siglo XIX era encontrar un buen esposo, crear a una familia y atenderla. Todavía en estos tiempos encontramos productos de la cultura popular y cultural que elevan las relaciones románticas como principal objetivo en la vida de la mujer. Aunque en nuestra sociedad no existen los títulos nobiliarios, aún aspectos como el dinero y la belleza física determinan lo que se considera como un ideal de pareja.

Pride and Prejudice (1813) abre con una línea referente al asunto del matrimonio: “"It is a truth universally acknowledged, that a single man in possession of a good fortune must be in want of a wife." (pág. 4). La intención de la frase es irónica, ya que en la novela encontramos que son las mujeres las que buscan matrimonio y llegan a conformarse con hombres que apenas toleran para tener seguridad económica, pero, sobre todo, cierto grado de aceptación social.

La protagonista de Pride and Prejudice, Elizabeth Bennet, se distingue del resto de los personajes femeninos por no obsesionarse con el matrimonio ni aceptar propuestas que no le atraen. Hasta el siglo XVIII, la regla universal eran los matrimonios arreglados y las mujeres no tenían derecho a emitir una opinión al respecto. A principios del siglo XIX, época de Austen, las mujeres todavía eran intercambiadas como mercancía en matrimonios por conveniencia y, aunque ya no dominaba la costumbre de “prometer” a los hijos desde su nacimiento, todavía existía la noción de que las niñas estaban “destinadas” a casarse con determinado caballero, sin importar su sentir. Por ello, la rebelión de Elizabeth Bennet es una postura que puede considerarse feminista, porque va contra de la norma de la época, aun poniendo en riesgo su futuro económico y el de su familia.

Austen también critica la imagen de perfección de la mujer en la sociedad inglesa, pero también la creada desde la tradición literaria. Un cúmulo de cualidades con aire romántico, pero sin autonomía. Es muy significativo que el “galán” principal, Mr. Darcy, describe esas características idealizadas en el momento más álgido de su enfrentamiento con Elizabeth:
”A woman must have a thorough knowledge of music, singing, drawing, dancing, and the modern languages, to deserve the word; and besides all this, she must possess a certain something in her air and manner of walking, the tone of her voice, her address and expressions, or the word will be but half deserved.''

Los desencuentros y encuentros entre los protagonistas –imprescindibles en toda la obra de Austen- son la base de las comedias románticas actuales (las llamadas chick flicks), pero, aunque Elizabeth Bennet y todas sus heroínas finalmente ceden al modelo tradicional del matrimonio de su época, lo hacen en sus términos. Algo que, para su época, era una transgresión. Y, tristemente, lo sigue siendo aún en nuestras sociedades occidentales que se consideran ya igualitarias por no vivir bajo la imposición de una burka musulmana.

Del Mundial y sus "peligros"

A ver, posers... "se acabó la no reelección". No sé si ya habían notado que se repiten legisladores y alcaldes. A lo mejor no, porque no se los ponen seguiditos y no hay Mundial de por medio para el berrinche que se los muestra. Tal vez tampoco porque la plebe como yo vive en Tlaquepaque, donde ya nos chutamos, por ejemplo, dos sexenios de Miguel Castro.
No, no significa que se reelegirá Peña Nieto. Es más, si llega sano al final del sexenio, estaré muy sorprendida.
El tema se discute desde hace años y la reforma se aprobó hace meses. Se acaba de promulgar, pero ése fue el último paso de un proceso muy largo y muuuuy público. Si no fuera por las pataletas de los renegados del Mundial, ni se enteran. Qué ironía.
Más me revienta que todo ese apoyo en redes sociales sólo se ve cuando se trata de criticar el futbol. ¿Dónde estaban esas huestes defendiendo el patrimonio energético del país cuando realmente se aprobó la reforma energética? Probablemente, distraídos alertándonos de otra "cortina de humo".

viernes, 17 de febrero de 2012

Mueran las piñatas


“La mañana siguiente al cuarto cumpleaños de mi hija, me despertó un batazo en la cara.” Éste es el desgarrador comienzo de una historia que retrata uno de los demonios más aterradores del hombre: las piñatas.

Hace algunos años descubrí la joyita Down With Pinatas o “Mueran las piñatas”, dedicada a la obsesión de un hombre que encuentra la raíz de todos los males en animalitos coloridos  de papel maché. El blog es una fuente magnífica de humor involuntario que cuesta trabajo creer como real. Sin embargo, el giro racista de sus actualizaciones confirmó que alguien  ha descubierto, muy en serio, el origen de nuestras distorsiones.

Debo confesar que nunca me gustaron las piñatas. O mejor dicho, el protocolo que las rodea. El cántaro era muy duro y lastimaba mis manitas. La caída de dulces me exponía a perder un ojo o a ser empujada sin piedad al suelo por semejantes desesperados en busca de azúcar. Pero lo peor era la ceguera que me hacía vulnerable al escarnio. Una vez estuve segura de haber superado mi trauma piñatero con una paliza incesante, antes de darme cuenta de que en realidad estaba apaleando un árbol que, para incrementar mi humillación, no sufrió ni un rasguño.

Las piñatas se reivindicaron para mí cuando las percibí como objeto cultural. Existe una explicación compleja detrás de la tradición que, por sus tintes religiosos, me da flojera recapitular. Lo importante es que su potencial creativo ha permitido posibilidades lúdicas y recreativas. He presenciado la creación de piñatas que poco le piden a obra de arte cualquiera.

Sin embargo, mi opinión positiva, de por sí vacilante, puede anularse por completo ante algunas escalofriantes estadísticas, recogidas por el activismo responsable del mencionado sitio:

·         Desde 1992, la Sociedad Humana del Departamento de Pesca y Juego (¿? ahí estoy Lost in Translation) ha documentado 480 mil incidentes de violencia contra los animales relacionada con las piñatas.
·         La mayoría de los ataques vinculados a las piñatas ocurren dentro de las primeras 48 horas posteriores a la asistencia de un niño a una fiesta con piñatas.
·         La edad promedio de un perpetrador de violencia provocada por las piñatas: ocho años.
·         Cerca de 75 por ciento de los criminales violentos en las prisiones de California han participado de manera activa en la masacre de una piñata.
·         Un estimado de 60 mil adultos serán atacados por sus hijos con un bate o palo después de una piñata en este año.
·         A pesar de la clara conexión entre las piñatas y el comportamiento violento, las escuelas públicas de California siguen incluyéndolas en las festividades escolares.
·         Es diez veces más posible ser víctima de violencia relacionada con las piñatas que de un ataque terrorista.
·         Leyes contra las piñatas han sido propuestas en 32 estados de la Unión Americana. Hasta ahora ninguna ha pasado porque los legisladores minimizan los riesgos.
Con datos tan contundentes, ahora sé que las piñatas son un peligro para México. ¿Cuántos adultos vamos por ahí, asaltados por niños de ocho años con palos, sin darnos cuenta de que el origen del problema son las piñatas?